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Patología de la articulación temporomandibular en niños

La frecuencia de parafunciones dentales, como el bruxismo (apretamiento de dientes), son cada vez más frecuentes en las consultas de Pediatr...


La frecuencia de parafunciones dentales, como el bruxismo (apretamiento de dientes), son cada vez más frecuentes en las consultas de Pediatría, que pueden ser factores predisponentes a la presencia de lesiones de la articulación temporomandibular (ATM) a medio plazo.

Esta patología produce normalmente en niños con un gran componente de ansiedad.

El conocimiento de esta entidad, su abordaje y prevención en edades tempranas podría evitar, en algunos casos, la instauración de la patología en años posteriores.

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El término “Patología de ATM”, no obstante, no solo engloba los casos donde las parafunciones pueden tener un papel predisponente, sino que también existen trastornos de origen traumático, autoinmune, infeccioso, neoplásico, anomalías congénitas o de desarrollo condilar, que pueden condicionarlo.

La presencia de esta patología cursa con dolor uni o bilateral que aumenta con la masticación y con la apertura bucal.

Normalmente, a la exploración, se objetivizan facetas de desgaste dental por bruxismo (normalmente inconsciente y nocturno), un dolor selectivo a la palpación de la articulación afectada y la posibilidad de presentar ruidos articulares (clics o crujidos) al abrir y cerrar la boca.

El diagnóstico es, básicamente clínico, por la presencia de dolor principalmente matutino en la zona articular que aumenta al masticar y que, en ocasiones, puede irradiar hacia la región temporal.

En ocasiones, el tipo de dolor y su ubicación puede confundir con una otitis. La utilización de pruebas complementarias, como radiografías, resonancias, etc., son de uso en pacientes adultos.

El tratamiento es sintomático, disminuyendo en lo posible el grado de ansiedad del niño, utilizando fármacos analgésico-antiinflamatorios, si precisa, y colocando una férula de descarga de descanso nocturno si se objetiva bruxismo, aunque en pacientes pediátricos es difícil saber a qué edad estaría indicada la colocación de dicha férula, ya que depende de la erupción de las piezas dentales, del grado de severidad de los desgastes, de la sintomatología clínica y del grado de madurez del niño para poder ser portador de la férula. A partir de los 6 años, dependiendo de cada caso, se podría pensar en instaurarla.

pediatriaintegral.es
J. Falgás Franco

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